se escabullen los suspiros entre silencio y silencio...
se agota cualquier concepto que defina lo infinito...
se estremecen mas que nunca los intentos del "lo intento"...
Todavía siento sangre que me recorre las venas,
todavía se dibujan las sonrisas en las sombras de mi cuerpo...
Se me retuercen las manos de tanto impedir caricias,
se me desprenden los ojos de tanto TANTO decir...
de tanto mirarte hermoso, y besarte la mirada...
de tanto amarte bajito para que no puedas oír...
Y la casa y mi cabeza se habitaron de fantasmas...
de deseos, de certezas inusualmente infundadas,
de torrentes que me abrazan como un sol que me congela,
como un "rayo... que no cesa"* de eclipsarme la mirada...
Y quiero volverme agua, de manantial, de deshielo...
que me tomes sorbo a sorbo, hasta perdernos de miedo...
de miedo a tener mas sed y no poder encontrarnos,
de miedo a la soledad que siempre nos está hostigando.
Que me bebas sorbo a sorbo, sin pausa, pero sin prisa...
como una hermosa llovizna que nos mantiene mojados.
Que me desnudes la boca,
y los ojos...
y las manos...
que me des vuelta sin vueltas y envejecer enredados...Que no termine el deseo,
ni los besos,
ni los labios...
Que siempre tengamos sed de bebernos y abrigarnoscon el sol,
que nos congela...
cuando estamos separados.
* Mención al poema de 12 del mencionado libro de Miguel Hernández "El rayo que no cesa".
"... Qué más hacer en esta tierra incendiada sino cantar..."
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